Madre, te hemos fallado.
Peleando como animales en lugar de levantarnos como hermanos.
Madre, perdónanos.
Usamos las armas que nos diste para matarnos en lugar de usarlas para defendernos.
Madre, no me olvides.
Pero yo si me olvido de ti, de donde soy y hacia donde vengo.
Madre, ¿Dónde estamos?
Dime dónde quedó el muro de Berlín y las lagrimas que derramaste por nosotros.
Madre, ¿Que somos?
Raza pura, no hay tal cosa. Somos el reflejo de algo más grande que nosotros. Nos guste o no.
Madre, nos hemos declarado enemigos. Miro el color de mi piel y el de mi hermano. ¿Igualdad? ¿Ilegal?
Con los mismos labios que te beso madre, hemos gritado ilegal a aquellos que estuvieron antes que nosotros.
Son negros. Son latinos. Los llamamos de violentos y violadores.
Madre, ¿Acaso soy un violento y un violador?
Se niegan los derechos de mis hermanos. ¿Para qué quiero los míos?
Cuando nos paramos en un mismo suelo y vivimos del mismo aire y nacimos en africa de la misma mujer negra y nos alimentamos de su mismo seno. Tu eres el que discrimina y ¿yo soy el violento y el violador?
Madre, te imploro, protege a mis hermanos.
No quiero vivir, madre.
No quiero un mundo en el que un oficial puede dispararte por el color de tu piel.
No quiero un mundo en el que jóvenes son negados educación por querer una vida mejor.
No quiero un mundo donde sea yo sin mis hermanos.
Hijos de ti, madre.
Ciudadanos del mundo.
Porque el patrioterismo y el fanatismo han hecho que nos olvidemos de ti madre.
Madre hoy lloro
y no quiero que seques mi llanto
pues se que lloras también.
Muchos han muerto, no quiero decir en vano.
Muchos han peleado, no quiero decir en vano.
Oh America, tierra de valientes
Hijos sin madre.
Madre, ayudalos.
Somos nosotros tus hijos, latinos los que te lloramos.
Somos nosotros tus hijos, los ilegales.
Ilegales en nuestra propia tierra.
Madre, te hemos fallado.
miércoles, 6 de septiembre de 2017
¿Un tinto?
En ese momento lo único que podía ver era la copa en mi mano.
Vulnerable, temblorosa y un poco aliviada miro a los ojos de mi padre mientras siento que mi cabeza me va a explotar. Estaba segura de que la ligereza en mi cabeza no era por la botella de vino frente a mí, si no por lo que acababa de hacer. Aquí solo hay dos opciones: O me va excepcionalmente bien o todo se tira al carajo.
Para mi suerte, mi padre se levantó y me llamó por mi nombre, pidiéndome que me acercara. Me ve directo a los ojos y con una sonrisa entre dientes me pregunta: -"¿hija, eres feliz?. -
Le respondí que sí. Nunca lo había sido más que lo soy ahora.
Y vaya que fui una niña feliz. Una niña diferente e incomprendida, quizá, pero era feliz. Genuinamente conté con una buena infancia..
Mi padre me abraza mientras me mira una vez más y noté como pequeñas arruguitas se formaban alrededor de sus ojos.
Ese día sentí orgullo. Orgullo de mi misma, de él y del trayecto que nos trajo aquí. Porque cuando pensaba en este día imaginaba todas las posibles alternativas. Tenía miedo, claro ¿quién no lo tendría? En los veinte años de mi vida crecí escuchando todo tipo de historias sobre personas como yo. ¿Qué si tomé distancia durante los últimos años? digo, ¿quién no tendría? Como dije, tenía miedo. Miedo al rechazo, al odio y miedo a mi misma. Pero por más cliché que pudiera sonar, siempre lo supe, hasta cuando no tenía idea.
Era la razón por la cual me dolía el estomago antes de cada entrenamiento de volleyball. La razón por la cual lo único que quería durante mi adolescencia era un niño al cual yo pudiera mirar y decirme a mi misma: "¿Vez? No soy gay al final de todo". Noches sin dormir y plegarias a Dios. Enojo y arrepentimiento. "Si se supone que tanto me amas, ¿Por qué me haces así? ¿Por que me dejas? Le grité muchos años. Yo sabía que estaría bien, solo no sabía cuando, ni hasta donde.
Hoy por hoy, puedo decir que me encuentro bien y que soy feliz. Por primera vez tranquila respiro profundo, miro hacia atrás y contemplo mi desastre, el cual está ahí mismo, atrás. Sé que estoy segura. Puedo crecer, vivir y amar libre.
Mi padre ríe y yo siento calma. No porque dependa de su aceptación para sentirla, pero la libertad es un sentimiento que nadie debe de privarte, ni siquiera tu mismo. Así, vuelvo a ese momento en la mesa de mi departamento, con mi copa de vino vacía. Tomo todas esas emociones que antes no me dejaban dormir y descanso tranquila. Todas esas palabras que me faltaron antes hoy las uso para decir el orgullo que me da.
Me veo al espejo y ya no veo el reflejo inverso perfecto de mi misma.
N. Godefroy
Vulnerable, temblorosa y un poco aliviada miro a los ojos de mi padre mientras siento que mi cabeza me va a explotar. Estaba segura de que la ligereza en mi cabeza no era por la botella de vino frente a mí, si no por lo que acababa de hacer. Aquí solo hay dos opciones: O me va excepcionalmente bien o todo se tira al carajo.
Para mi suerte, mi padre se levantó y me llamó por mi nombre, pidiéndome que me acercara. Me ve directo a los ojos y con una sonrisa entre dientes me pregunta: -"¿hija, eres feliz?. -
Le respondí que sí. Nunca lo había sido más que lo soy ahora.
Y vaya que fui una niña feliz. Una niña diferente e incomprendida, quizá, pero era feliz. Genuinamente conté con una buena infancia..
Mi padre me abraza mientras me mira una vez más y noté como pequeñas arruguitas se formaban alrededor de sus ojos.
Ese día sentí orgullo. Orgullo de mi misma, de él y del trayecto que nos trajo aquí. Porque cuando pensaba en este día imaginaba todas las posibles alternativas. Tenía miedo, claro ¿quién no lo tendría? En los veinte años de mi vida crecí escuchando todo tipo de historias sobre personas como yo. ¿Qué si tomé distancia durante los últimos años? digo, ¿quién no tendría? Como dije, tenía miedo. Miedo al rechazo, al odio y miedo a mi misma. Pero por más cliché que pudiera sonar, siempre lo supe, hasta cuando no tenía idea.
Era la razón por la cual me dolía el estomago antes de cada entrenamiento de volleyball. La razón por la cual lo único que quería durante mi adolescencia era un niño al cual yo pudiera mirar y decirme a mi misma: "¿Vez? No soy gay al final de todo". Noches sin dormir y plegarias a Dios. Enojo y arrepentimiento. "Si se supone que tanto me amas, ¿Por qué me haces así? ¿Por que me dejas? Le grité muchos años. Yo sabía que estaría bien, solo no sabía cuando, ni hasta donde.
Hoy por hoy, puedo decir que me encuentro bien y que soy feliz. Por primera vez tranquila respiro profundo, miro hacia atrás y contemplo mi desastre, el cual está ahí mismo, atrás. Sé que estoy segura. Puedo crecer, vivir y amar libre.
Mi padre ríe y yo siento calma. No porque dependa de su aceptación para sentirla, pero la libertad es un sentimiento que nadie debe de privarte, ni siquiera tu mismo. Así, vuelvo a ese momento en la mesa de mi departamento, con mi copa de vino vacía. Tomo todas esas emociones que antes no me dejaban dormir y descanso tranquila. Todas esas palabras que me faltaron antes hoy las uso para decir el orgullo que me da.
Me veo al espejo y ya no veo el reflejo inverso perfecto de mi misma.
N. Godefroy
lunes, 7 de agosto de 2017
Subceleste
¿Sabes cómo es el estar en la cima
si verdaderamente jamás tocaste tu fondo?
¿Podrás comprender lo que es reir con locura si jamás lloraste lagrimas amargas?
¿Cómo puedes aclamar que conoces el cielo y la novena nube cuando tenderozamente juegas con los astros a tu antojo?
Jamás te haz astillado la palma de tu mano ni tuviste la necesidad de mirar la noche con ojos tenues
Te puedo decir, sí.
Que no soy ni remotamente cercano a cualquier cosa que se le parezca a una persona utópica.
Yo nací de carne y hueso y un poco de mala fama.
Yo no pelee mis batallas si no que me dormía a oscuras bajo la noche estrellada.
He mirado de frente a mercurio y le platiqué lo mucho que contigo he soñado.
Pero nada parecía ser suficiente.
Almenos no para mí.
¿Que puedo enseñarte de mi mundo si no es mas que un reflejo de mis propios fantasmas?
¿Sería yo acaso capáz de mostrarte mi camino cuando me encuentro sin rumbo y azúl?
Dime cómo y lo haré,
te juro por aquél con quien mi madre habla que me despierto y vuelo.
Solamente quiero verte reir como lo hacíamos en aquel día que nos prometimos la sal y nos encontramos con la arena.
Aún hay mucho por cual equivocarnos.
Todavía tenemos mucho por que quejarnos.
Tu bien sabes que la queja siempre ha sido mi predilecta.
Sin queja no hay avance
Sin avance no hay piedad
y sin piedad no encuentro mi socorro
me siento libre.
... Así por encima de la novena nube, donde las estrellas se miran hacia abajo y todo lo demás es tan subceleste que brillan como risadas después de varias copas en un bar.
Yo solamente te pido,
Es que si algo quieres conmigo
Envuelvas en mi
Algo más grande que tí.
Algo más grande que los dos
y que todos
Encuéntrame, que aquí estoy
jugando con mis astros.
Hoy ya no miro al pasado.
Mírame,
y dime que vez
aparte del reflejo inverso perfecto de ti mismo.
Dime que te molesta
y te diré que es con lo que yo más sueño.
Quiero quererte absolutamente,
sabemos que no existe ninguma verdad absoluta,
o eso dicen.
Te pediría que estuvieras orgullosa de mí,
pero en el juego del ego y la razón
tengo mi noción y tú tu fé
de como se concluye la madrugada.
Te quiero porque quiero,
porque necesito
porque lo mereces
Eres grande
Pero recuerda que yo también estoy creciendo,
que en este curioso juego que llamamos vida los papeles tienden a invertirse.
Toma mi mano,
Caminemos mientras tengas fuerzas,
ya no te pido tiempo porque es escaso y no es nuestro,
es prestado
Así que hagámosnos un favor
y cuidemonos la una a la otra.
Que hoy la ciudad es fría y estamos tan lejos
por encima de las nubes, la novena.
si verdaderamente jamás tocaste tu fondo?
¿Podrás comprender lo que es reir con locura si jamás lloraste lagrimas amargas?
¿Cómo puedes aclamar que conoces el cielo y la novena nube cuando tenderozamente juegas con los astros a tu antojo?
Jamás te haz astillado la palma de tu mano ni tuviste la necesidad de mirar la noche con ojos tenues
Te puedo decir, sí.
Que no soy ni remotamente cercano a cualquier cosa que se le parezca a una persona utópica.
Yo nací de carne y hueso y un poco de mala fama.
Yo no pelee mis batallas si no que me dormía a oscuras bajo la noche estrellada.
He mirado de frente a mercurio y le platiqué lo mucho que contigo he soñado.
Pero nada parecía ser suficiente.
Almenos no para mí.
¿Que puedo enseñarte de mi mundo si no es mas que un reflejo de mis propios fantasmas?
¿Sería yo acaso capáz de mostrarte mi camino cuando me encuentro sin rumbo y azúl?
Dime cómo y lo haré,
te juro por aquél con quien mi madre habla que me despierto y vuelo.
Solamente quiero verte reir como lo hacíamos en aquel día que nos prometimos la sal y nos encontramos con la arena.
Aún hay mucho por cual equivocarnos.
Todavía tenemos mucho por que quejarnos.
Tu bien sabes que la queja siempre ha sido mi predilecta.
Sin queja no hay avance
Sin avance no hay piedad
y sin piedad no encuentro mi socorro
me siento libre.
... Así por encima de la novena nube, donde las estrellas se miran hacia abajo y todo lo demás es tan subceleste que brillan como risadas después de varias copas en un bar.
Yo solamente te pido,
Es que si algo quieres conmigo
Envuelvas en mi
Algo más grande que tí.
Algo más grande que los dos
y que todos
Encuéntrame, que aquí estoy
jugando con mis astros.
Hoy ya no miro al pasado.
Mírame,
y dime que vez
aparte del reflejo inverso perfecto de ti mismo.
Dime que te molesta
y te diré que es con lo que yo más sueño.
Quiero quererte absolutamente,
sabemos que no existe ninguma verdad absoluta,
o eso dicen.
Te pediría que estuvieras orgullosa de mí,
pero en el juego del ego y la razón
tengo mi noción y tú tu fé
de como se concluye la madrugada.
Te quiero porque quiero,
porque necesito
porque lo mereces
Eres grande
Pero recuerda que yo también estoy creciendo,
que en este curioso juego que llamamos vida los papeles tienden a invertirse.
Toma mi mano,
Caminemos mientras tengas fuerzas,
ya no te pido tiempo porque es escaso y no es nuestro,
es prestado
Así que hagámosnos un favor
y cuidemonos la una a la otra.
Que hoy la ciudad es fría y estamos tan lejos
por encima de las nubes, la novena.
miércoles, 25 de enero de 2017
El articulado arte de alejar a las personas
¿Qué sería de mí si no me hubieras encontrado ahí, sola en la oscuridad?
Aunque nos guste el auto engaño, la felicidad no es nuestro objetivo.
Queremos pensar que lo es, pues es lo que debería ser.
Es lo que queremos que sea
Lo necesitamos
Pero no,
buscamos la familiaridad y a veces, a pesar de lo mucho que lo desees, eso no es lo que nos lleva a la felicidad.
Parece común como empujamos a aquellos que nos quieren y desean aportar felicidad en nuestras vidas. Aquellas personas que te quieren por ser tú, aunque eso en tu cabeza no haga ningún sentido. Que a pesar de tus muchos errores es cómo si tuvieran la capacidad de verte con otros ojos, con una visión que jamás llegarás a comprender pues no es algo de lo que sientas familiaridad.
Sonará triste a primera instancia, más no lo es. Sabemos que merecemos algo más. Estamos concientes de nuestro valor, pero por alguna razón emocional, alguna experiencia vivída en el paso o inclusive algún episodio familiar que dejó marca en tu persona no te deja.
Quieres ser felíz, pero inconscientemente lo que buscas es la familiaridad.
Y crees que así es como llegarás a lo primero.
Es un modo de sobrevivencia -supongo-
No quiero ser fría.
Cuando alguien llega no puedes mas que cuestionarte cada una de sus intenciones, y sea cual sea la conclusión, termino gravitando hacia el otro lugar.
Y no es algo que hagas consciente. Pues estás feliz de que llegue alguien nuevo a tu vida que te haga sentir bien pero en el fondo de tu cabeza temes a seguir el mismo patrón.
Estribes hacia lo que conoces, hacia lo inestable, lo insustentable y lo rajado.
Pero sueñas con poco de base y ojos con profundidad.
Pues yo se que puedo
Yo se que quiero
No quiero ser fría
Todo cae más allá de lo que conocemos
Es el salir de nuestra zona de confort
Aunque nos guste el auto engaño, la felicidad no es nuestro objetivo.
Queremos pensar que lo es, pues es lo que debería ser.
Es lo que queremos que sea
Lo necesitamos
Pero no,
buscamos la familiaridad y a veces, a pesar de lo mucho que lo desees, eso no es lo que nos lleva a la felicidad.
Parece común como empujamos a aquellos que nos quieren y desean aportar felicidad en nuestras vidas. Aquellas personas que te quieren por ser tú, aunque eso en tu cabeza no haga ningún sentido. Que a pesar de tus muchos errores es cómo si tuvieran la capacidad de verte con otros ojos, con una visión que jamás llegarás a comprender pues no es algo de lo que sientas familiaridad.
Sonará triste a primera instancia, más no lo es. Sabemos que merecemos algo más. Estamos concientes de nuestro valor, pero por alguna razón emocional, alguna experiencia vivída en el paso o inclusive algún episodio familiar que dejó marca en tu persona no te deja.
Quieres ser felíz, pero inconscientemente lo que buscas es la familiaridad.
Y crees que así es como llegarás a lo primero.
Es un modo de sobrevivencia -supongo-
No quiero ser fría.
Cuando alguien llega no puedes mas que cuestionarte cada una de sus intenciones, y sea cual sea la conclusión, termino gravitando hacia el otro lugar.
Y no es algo que hagas consciente. Pues estás feliz de que llegue alguien nuevo a tu vida que te haga sentir bien pero en el fondo de tu cabeza temes a seguir el mismo patrón.
Estribes hacia lo que conoces, hacia lo inestable, lo insustentable y lo rajado.
Pero sueñas con poco de base y ojos con profundidad.
Pues yo se que puedo
Yo se que quiero
No quiero ser fría
Todo cae más allá de lo que conocemos
Es el salir de nuestra zona de confort
Suscribirse a:
Comentarios (Atom)

